Estrategias para mejorar la autoestima

Según nuestro diccionario, la autoestima es la valoración generalmente positiva que una persona hace de sí misma. Procede de la palabra estimar, que incluye entre sus significados el de apreciar (es decir, tener una actitud positiva o afectuosa) y el de evaluar algo o a alguien (en este caso, a uno mismo). ¿Qué entendemos por autoestima sana? La autoestima sana puede definirse como la actitud positiva hacia uno mismo, basada en una autoimagen realista, que incluye la tendencia a pensar, sentir y actuar, en forma saludable y satisfactoria, teniendo en cuenta el momento presente y también el medio y largo plazo, así como nuestra dimensión individual y social. Esta actitud deseable hacia uno mismo supone: Aceptarnos incondicionalmente, sin que ello dependa de nuestros logros, o de la aceptación de otras personas. Atender y cuidar nuestras necesidades físicas y psicológicas: nuestra salud, bienestar y desarrollo personal; igual que una buena madre atiende las necesidades de su hijo. Relacionarnos con los demás de forma eficaz y satisfactoria. Buscar activamente nuestro bienestar, siendo capaces de demorar ciertas gratificaciones para conseguir otras mayores a más largo plazo. Tener una visión del yo como potencial, procurando reconocer nuestras limitaciones pero, a la vez, aprender y mejorar. Nuestra visión de la autoestima sana y deseable es compatible con las propuestas de otros enfoques, como el de la Autoestima verdadera o la Autoestima óptima. Y presenta similitudes con conceptualizaciones afines, como el amor hacia uno mismo, la inteligencia emocional intrapersonal; la autoaceptación o la autocompasión. En cuanto a los problemas de autoestima (en adelante, AE), tradicionalmente se suponía que el único problema relevante era la baja AE. Pero en la actualidad se reconoce que, aunque la baja AE puede llegar a ser muy incapacitante en algunas personas, existen otros problemas de AE, no menos importantes, como la AE inflada-narcisista o la AE condicional. Así, se ha comprobado que en nuestra sociedad existe una tendencia generalizada a autoevaluarnos de forma distorsionadamente positiva que, cuando es excesiva, favorece la AE inflada o narcisista. Y, que otro problema muy generalizado es el de la AE condicional (dependiente de ciertos logros, de la aprobación interpersonal, etc.), algo que crea problemas severos cuando la AE es demasiado dependiente, o cuando se hace depender de metas inalcanzables o de condiciones insanas (como la delgadez excesiva). Basándose en esta visión actual de la AE, este libro incluye los instrumentos de evaluación más utilizados en la investigación de la AE, y las técnicas más eficaces para mejorarla, fundamentadas asimismo en la investigación. Las técnicas aquí expuestas pueden ayudar tanto a personas que tienen un buen funcionamiento psicológico pero desean mejorar su AE (personas que están bien pero quieren estar mejor), como a quienes sufren problemas psicológicos o emocionales en los que la AE desempeña un papel central o relevante. En aquellos con problemas de AE más severos, las técnicas específicas para manejar sus problemas de AE deben aplicarse con la ayuda de un psicoterapeuta experto. Las estrategias para mejorar la AE descritas en este libro se agrupan en cognitivas (capítulo 3), conductuales (capítulo 4) y emocionales (capítulo 5). Se centran en identificar y modificar los pensamientos y creencias, las conductas y los sentimientos que obstaculizan la sana AE; así como en fomentar los pensamientos, conductas y emociones característicos de una sana AE. La mayoría de estas estrategias pueden aplicarse también en formato grupal, bajo la dirección de un experto, después de valorar la idoneidad de cada candidato para formar parte del grupo. Cuando se implementa de forma adecuada, el trabajo grupal puede facilitar el autoconocimiento realista; la autoaceptación, y la motivación para desarrollar potencialidades (es decir, para mejorar lo posible). Esto se consigue a través de mecanismos como: el apoyo interpersonal de los miembros del grupo (ya que la aceptación incondicional brindada por otras personas es una cuestión clave en el desarrollo de la AE); el modelado o aprendizaje por observación, y el feedback positivo-realista sistemático, que puede ser más creíble y eficaz en el trabajo grupal. A lo largo del libro se ofrecen indicaciones sobre la aplicación de algunas estrategias en grupo. El anexo I, Guía para el terapeuta, ofrece pautas para aplicar las estrategias descritas en el libro y otras complementarias, a nivel individual o grupal. Y, el anexo II, expone un resumen de las estrategias específicas recomendadas para los diferentes problemas de AE (la baja AE, la AE condicional y la AE inflada o narcisista). El CD que acompaña a este libro, incluye documentos complementarios ordenados en carpetas. La carpeta 1 del CD incluye cuestionarios para evaluar la AE. La carpeta 2 expone materiales para detectar pensamientos y creencias que favorecen o dificultan la AE. Y las carpetas 3 (estrategias cognitivas), 4 (estrategias conductuales), y 5 (estrategias emocionales) del CD incluyen materiales que complementan a los contenidos de los capítulos 3, 4 y 5 de este libro.